Hay muchas historias que ilustran bien el papel del desaprendizaje en nuestras vidas. Mi favorita es la vieja parábola china del Maestro y el Aprendiz.
Érase una vez un maestro zen famoso por su sabiduría. La gente acudía a él en busca de ayuda y para beneficiarse de sus enseñanzas.
Un día un erudito se acercó al Maestro. "He venido a pedirle que me enseñe zen". - le dijo. Rápidamente se hizo evidente que el Discípulo estaba lleno de sus propias opiniones y conocimientos. Interrumpió repetidamente al Maestro con sus propias historias y no escuchó lo que el Maestro tenía que decir. El Maestro sugirió con calma que tomaran una taza de té.
El Maestro sirvió una taza a su invitado. La taza estaba llena, y siguió sirviendo hasta que el té se derramó sobre la mesa, sobre el suelo y, finalmente, sobre la túnica del Erudito. El Científico gritó: "¡Basta! La taza ya está llena. ¿No lo ves?". "Exacto", respondió el Maestro Zen con una sonrisa. "Eres como esta copa: tan llena que no cabe nada nuevo. Antes de que pueda enseñarte, debes vaciar tu copa".
Esto es más difícil de lo que imaginas. Cuando llegamos a la edad adulta, estamos tan llenos de información, opiniones y creencias que ni siquiera nos damos cuenta. Puede que nos creamos abiertos de mente, pero en realidad todo lo que asimilamos se filtra a través de muchas suposiciones y luego se clasifica para que encaje con los conocimientos que ya tenemos.
Si no desaprendemos patrones de pensamiento o hábitos de acción obsoletos que ya no nos sirven, con el tiempo nos volvemos cada vez menos flexibles. Nos encerramos en estructuras rígidas. No revisamos nuestras propias creencias. Dejamos de aceptar lo que es diferente, interesante, nuevo. Perdemos la apertura y la voluntad de experimentar.
Afortunadamente, no tiene por qué ser así. Resulta que existe un método especializado en desarrollar la flexibilidad y la apertura cognitiva. Se trata de... la improvisación aplicada.
Las técnicas de improvisación aumentan la flexibilidad y la apertura
La improvisación aplicada es un método de taller que se inspira en la improvisación escénica en el teatro. Durante las representaciones de impro, los actores e improvisadores se enfrentan a una incertidumbre y un cambio constantes, ya que cada frase que pronuncian modifica la trama ad hoc. Es el público el que da a los intérpretes sus papeles e influye activamente en los acontecimientos del escenario. Por lo tanto, los improvisadores deben vaciar rápidamente su vaso adaptándose a las condiciones rápidamente cambiantes durante la representación.
En los talleres de improvisación aplicada, sacamos las técnicas y herramientas escénicas del contexto teatral y las aplicamos a la práctica empresarial, porque comprobamos que son igual de eficaces en este contexto. Al fin y al cabo, ahora los equipos, los empleados y los directivos tienen que actuar en condiciones de incertidumbre y cambio, igual que los improvisadores en el escenario.
Por ello, el uso de técnicas de improvisación en un contexto empresarial es cada vez más popular, no sólo entre las grandes empresas, sino también en los programas de MBA de todo el mundo.
¿Cómo ayuda la improvisación a desaprender viejos esquemas?
En primer lugar, la improvisación puede aumentar nuestra tolerancia a la incertidumbre. Es una habilidad que garantiza que no nos dominen el miedo o el estrés en situaciones imprevistas. Esto preserva nuestro potencial intelectual y, en lugar de una reacción habitual de estrés, podemos crear nuevas soluciones sobre la marcha que nos acerquen a nuestro objetivo. Al tolerar la incertidumbre, somos capaces de actuar con eficacia aunque no estuviéramos preparados para un determinado acontecimiento. Conservamos nuestra flexibilidad, agilidad e iniciativa.
El segundo ámbito en el que la improvisación puede ayudarnos es en el debilitamiento de nuestro crítico interior. Es esa voz que juzga constantemente nuestros actos. Cuando probamos nuevos comportamientos, es posible que oigamos en nuestra cabeza: "seguro que no va a funcionar", "no estás a la altura" o "para, sólo te engañas a ti mismo". Es entonces cuando la voz del crítico interior nos impide cambiar viejas pautas de actuación establecidas. Si debilitamos esta voz, nos volvemos más abiertos a la experimentación y menos críticos. Esto hace que estemos más dispuestos a probar cosas nuevas, aumentando nuestra apertura.
En tercer lugar, al practicar la improvisación, podemos desarrollar la capacidad de escuchar en profundidad. A veces escuchamos a alguien esperando el momento en que podamos decir una respuesta "preparada" de antemano. Otras veces, interrumpimos cuando alguien dice algo que no encaja en nuestra visión del mundo. Este enfoque nos cierra a otras perspectivas. Cuando escuchamos profundamente reconocemos que todo el mundo tiene razón, y podemos explorar las perspectivas de nuestros interlocutores con curiosidad, incluso cuando no estamos de acuerdo con ellos. Este es el tipo de escucha que se desarrolla a través de muchos ejercicios de improvisación. Nos permite dar cabida a otros enfoques y perspectivas y podemos revisar nuestras creencias y estado de conocimientos, actualizándolos constantemente.
En conclusión, la capacidad de desaprender nuestras viejas creencias, patrones de pensamiento o hábitos de acción influirá en nuestra capacidad de adaptación a una realidad en constante cambio. Podemos reforzar este proceso a través de talleres de improvisación aplicada, que desarrollan nuestra tolerancia a la incertidumbre, la apertura y la capacidad de escucha, haciéndonos permanecer flexibles y mejorar en el cambio constante que nos rodea. Esta es la clave para evolucionar constantemente. No lo haremos si no tenemos espacio en nuestra copa.